viernes, abril 18, 2008

Ahí te quedas, dependiente

Lleva 33 años encerrada, enferma, en su habitación. Treinta y tres años de "arresto domiciliario" ,como ella lo llama con heroico sentido del humor. Olga Bejano tiene una enfermedad degenerativa parecida a la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA.
Su mente lúcida, creativa y desbordante de vitalidad está presa de un cuerpo inmóvil, esclava de los tratamientos de la ‘unidad de cuidados intensivos’ en la que se ha convertido su habitación.

Olga es la única mujer galardonada con la medalla de Oro de La Rioja, que recibió en 1998. Pero ahora ha devuelto ese premio. Y es que denuncia así el abandono al que se ha visto sometida y el incumplimiento de las promesas que hizo el presidente Pedro Sanz. “No rechazo el cariño con que se me concedió por parte del pueblo riojano, lo que rechazo es la hipocresía de estos acontecimientos en los que se pronuncian palabras muy bonitas que no se sienten y se hacen promesas que nunca se cumplen”, explica en una carta a Sanz de la que informa el Diario de la Rioja. “Nos dijeron que con la Ley de Dependencia nos iban a dar una ayuda mensual insuficiente y que todavía no ha llegado. Pero lo que enfada a Olga es que se que se haya incumplido lo que nos prometió el Gobierno regional”, explica su madre en declaraciones al diario.

Es dramático, trágico, brutal,que en la sociedad del SPA haya una enferma así, pasando calamidades, sin que a los poderes públicos parezca quitarles el sueño. Es el colmo de la hipocresía que se gasten miles de euros en convencernos de que fumar es malo o de que hay que ponerse el cinturón de seguridad y se abandone a su suerte a una pentapléjica, cuya frágil salud se resquebraja por momentos.

A pesar de todo, Olga no se rinde, y piensa luchar hasta el final, para que se reconozcan, no sus derechos sino, como ella dice, los de “todos los enfermos”.


Entre tu y yo. Sonsoles Calavera. El foro de intereconomía.

Olga Bejano se queda sin enfermera por una disputa político-administrativa del Gobierno de la Rioja y devuelve la Medalla de Oro de la Rioja.

La historia de Olga Bejano es muy conocida. Hace 33 años contrajo una enfermedad degenerativa que le ha dejado pentapléjica. Apenas ve y oye. Sólo se comunica mediante un leve movimiento de su rodilla. Está atada a un respirador artificial y también se alimenta de manera artificial. A pesar de ello, su vida es un testimonio del canto a la vida y de las ganas de vivir.
Tantas que en 1998 el Gobierno de la Rioja (donde vive), le concedió su primera Medalla de Oro. Ahora sin embargo, le ha escrito una carta al presidente de la Rioja, Pedro Sanz, devolviendo la medalla. “No el cariño del pueblo riojano”, pero sí a la “hipocresía” del Gobierno regional. “Medalla de ida y vuelta”, titulaba el diario de La Rioja este domingo.

Resulta que Bejano contaba con una enfermera que le ayudaba en sus movimientos y tareas diarias. La financiaban los servicios sociales. De esta manera ella podía permanecer en su casa sin necesidad de ser hospitalizada. Mejor calidad de vida y un ahorro para las arcas del Gobierno regional. Muchos millones calculados por Olga.

Pero ocurre que entra en vigor la Ley de Dependencia. Bejano lo celebra y pide que se atienda con prioridad a los dependientes “XXL”, como dice ella. Sin embargo, por cuestiones político-administrativas, desde el mes de enero está sin enfermera. Lo cubre la Ley de Dependencia, pero el Gobierno regional está esperando a que el Gobierno central envíe la financiación. En medio se encuentra una enferma que requiere de esa atención inmediata. Antes de que los políticos resuelvan sus problemas. Y cansada de la situación y molesta con la hipocresía, ha decidido devolver la medalla otorgada. Por ella y por todos los enfermos, dice en su carta dirigida a Sanz. Toda una llamada de atención para los políticos que pleitean por competencias y financiación. Hay ciudadanos que no pueden esperar a que arreglen sus problemas.


Por lo breve. www.hispanidad.com

domingo, abril 13, 2008

Medalla de ida y vuelta. La Rioja.

Olga Bejano devuelve al Gobierno regional la Medalla de La Rioja concedida en 1998 al sentirse engañada por las autoridades que le prometieron atención



Olga Bejano, Medalla de Oro de La Rioja en 1998 y única mujer galardonada con esta distinción hasta el momento, ha decidido devolver su premio al Gobierno de La Rioja, que se lo concedió. La decisión parte del abandono al que se cree sometida por parte de las instituciones y a los compromisos que, según su testimonio, ha incumplido el presidente regional, Pedro Sanz.

Bejano asegura que, con la concesión del premio, las autoridades regionales le prometieron el cuidado de dos enfermeras y una auxiliar, aunque la familia renunció a una enfermera y a la auxiliar para hacerse cargo de parte de los turnos.

Sin embargo, señala que desde hace cuatro meses no se cumple ninguna de las promesas. «Por ello quiero comunicarle mi deseo de renunciar a un galardón, muy bello, pero absolutamente inútil. No rechazo el cariño con que se me concedió por parte del pueblo riojano; lo que rechazo es la hipocresía de estos acontecimientos en los que se pronuncian palabras muy bonitas que no se sienten y se hacen promesas que nunca se cumplen», explica Olga Bejano en la carta dirigida a Pedro Sanz. Desde diciembre, cuenta con una enfermera, pagada por la familia, que la atiende, y mañana está previsto que el consejero de Salud, José Ignacio Nieto, se reúna con la madre de la joven para seguir buscando soluciones a las demandas asistenciales que plantea.

Olga sufre una pentaplejia, respira y se alimenta mediante máquinas y se expresa a través de unos garabatos que su actual cuidadora entiende y traduce. Esa comunicación y sus escasos movimientos, los impulsos de su brazo derecho que le sirven para escribir sus 'garabatos' y los aleteos del izquierdo, para expresar risa (que además utiliza muy a menudo), son los que ahora entiende negados por la falta de asistencia, que le obliga a estar postrada en la cama casi la totalidad del día. «Me he sentido incomunicada, inmovilizada y sucia», garabatea Olga en su cuaderno.

Sólo Livia, la enfermera contratada por la familia, acude a asistirla durante cuatro horas cada dos días. «Es imposible encontrar enfermeras que puedan atenderla porque no podemos competir con las condiciones laborales del sistema sanitario», indica su madre, Carmen Domínguez. «Nos dijeron que con la entrada de la Ley de Dependencia nos iban a dar una ayuda mensual insuficiente y que todavía no ha llegado. Pero lo que enfada a Olga es se haya incumplido lo que nos prometió el Gobierno regional», prosigue.

Ahora, cuando Olga parece entrar en la recta final de su enfermedad tras 33 años de sufrimientos, la atención continua de su madre y las ayudas de Livia, su enfermera, cada dos días, son el sustento de esta mujer que se encuentra «en condiciones que indican que soy una enferma de cuidados intensivos, pero estoy en mi casa atendida esencialmente por mi madre y acompañada por familiares y amigos. -«Ha pensado usted alguna vez cuánto dinero he ahorrado a la Comunidad? Yo he hecho mis cálculos y le aseguro que es una cantidad importante, más de seis millones de euros», indica Olga en su carta.

Pero pese al abandono, Olga no piensa dejar de luchar hasta el final para que reconozcan «no mis derechos, sino los de todos los enfermos», concluye.

V. Soto