domingo, diciembre 07, 2008

Fallece a los 45 años Olga Bejano, enferma desde 1987 . El correo digital

A Olga Bejano se le cerró a las cinco de la mañana de ayer la última rendija de su vida. El miércoles cumplió 45 años, 22 de ellos postrada permanentemente. Esta mujer corajuda, enferma desde 1987 debido a una irreversible enfermedad neuromuscular, gestionó la adversidad con apabullante acopio de ánimo. Durante estos largos años se rodeó de un entorno solidario compuesto por gentes cómplices que la miraban y admiraban su entereza. A pesar de su desgracia, nunca se le paró el tiempo, a pesar de la insoportable e inevitable rutina. Era única.

En una entrevista que firmó este periodista con ocasión de la concesión de la Medalla de La Rioja en 1998, resumía telegráficamente así su cotidianeidad: «Mi vida está cronometrada como la agenda del dentista». Y es que sólo el aseo diario le ocupaba unas tres horas y media.

Dos íntimos libros
Familiares y amigos siempre han vivido desviviéndose por Olga, dependiente de un respirador, y autora de dos libros, 'Voz de Papel' y 'Alma de color', textos intimistas creados garabateando un cuaderno que su madre Carmen, o la enfermera a su cargo, descifraban siempre con tino. Leer sus notas, reflexiones, estados de ánimo y apuntes a vuelapluma supone entrar en la mente de un ser que, aunque con cuerpo roto, rezumaba positividad y optimismo. Y hay una constante: siempre sostuvo que Dios y el Más Allá existen.

A pesar de ser privada de la voz, de no poder moverse en su casa e incluso alcanzar en algún momento el estado de coma, no decayó, sino que transfundía energía a los íntimos. A eso se le llama generosidad. Sepa el lector que Bejano estuvo clínicamente muerta durante seis minutos hace 21 años.
Su caso adquirió tanta notoriedad por su fortaleza que el 'El Juli' la visitó en su casa de la logroñesa calle Chile. «Te admiro porque eres luchador desde niño», se hizo entender.
En la tarde de ayer amigos y conocidos acudieron al tanatorio. No demasiados por la rapidez del desenlace. Hoy estarán muchos más en los actos fúnebres, ya que tejió grandes telarañas de afecto.
En una sala podía verse una corona y una cinta con el nombre de Pedro Sanz. Éste habló con la madre de Olga y le transmitió sus condolencias. La fallecida recibió la Medalla de La Rioja en 1998, pero hace unos meses trascendió el deseo familiar de devolver el galardón institucional.

El funeral se celebrará hoy a las 11 de la mañana en la Iglesia de Santiago de Logroño y el entierro en el camposanto de Fuenmayor a las 17 horas, lugar donde está enterrado su padre, fallecido hace pocos años.

Para quienes la conocieron, Olga Bejano era un referente de cómo administrar la vida cuando a uno, inesperadamente, se le astilla. Le ocurrió a ella: antes de la enfermedad era una joven estudiante de Arte y Decoración y que también ejerció la fotografía profesional en Madrid
Siempre recordó con añoranza su etapa capitalina en la sociedad de la prisa. Allí notó los primeros síntomas. Para ella era un tormento subir las escaleras del metro, cargar con las grandes carpetas de fotografías. Despotricaba porque las monjas de la residencia en la que se alojaba no le permitían usar el ascensor. Ya se sabe que el cuerpo es chivato.

Fue la donante más joven de La Rioja. Tenía entonces sólo 17 años. Sus órganos estarán al servicio de quien los necesite.
Seguro que desde ayer Olga estará en su preciado Más Allá.

Un ejemplo de entereza.


Miguel A. Rojo. Logroño